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28 octubre 2008

Virginia Woolf


Me he encontrado con una carta de Virginia Woolf, que refleja con total desgarro su locura y el amor enternecedor por su esposo. Con pudor, reproduzco aquí las letras de quien fue una escritora singular y que dejó un legado de obras magníficas, que merecen ser leídas.

Esto lo escribió poco antes de suicidarse. Estremecedor.

"Querido:


Estoy segura de que me vuelvo loca de nuevo. Creo que no puedo pasar por otra de esas espantosas temporadas. Esta vez no voy a recuperarme. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Así que estoy haciendo lo que me parece mejor. Me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todos los aspectos todo lo que se puede ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices hasta que esta terrible enfermedad apareció. No puedo luchar más. Sé que estoy destrozando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Y sé que lo harás. Verás que ni siquiera puedo escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirte que… Todo el mundo lo sabe. Si alguien pudiera haberme salvado, habrías sido tú. No me queda nada excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir destrozando tu vida por más tiempo.


No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que lo hemos sido nosotros.

V."

26 octubre 2008

A new feellings

Expectante.
Eso es lo que siento hoy.
Mirando lo que sucede,
ojos bien abiertos,
escuchando mis pensamientos,
quedándome quieta frente a los acontecimientos.

Inquieta.
Esa sensación de que todo pase pronto.
De que el tiempo es implacable.

Impaciente.
Tengo mucha paciencia para esperar,
pero hoy no sé dónde quedó esa cualidad.

No todo es tan malo.
Cuando llegan esos sentimientos,
hacen que me movilice más,
que busque donde no hay
como dijo Bernard Shaw:
"quienes no encuentran las condiciones,
las inventan".

Habrá que tener frescas las ideas.

22 octubre 2008

We would meet again some sunny day

Escrito con olor a pasado

Me acuerdo de ti.

Sí, me acuerdo de tu cara, de tu espalda, de tus nudillos, de tus orejas, tus uñas, tus ojos, tu cuello, tus pies, tus brazos, tu boca, tus rodillas, tu pelo, tu nariz, tu barba, tu pecho, tus hombros, tus talones, tus lunares, tus vellos, tu silueta, tus codos, tu nuca, tus muñecas, tu frente, tu detrás, tu forma de pararte, de sentarte, acostarte, recostarte, arrodillarte, hincarte, abrirte, cerrarte, acurrucarte, alejarte, congraciarte, enrabiarte, callarte, sosegarte, humillarte, ensordecerte, endiosarte, aplacarte, ombligarte, dedocrizarte, eternizarte y minimizarte.

Sí.

Algo me acuerdo de ti.

15 octubre 2008

Para enfermarse, hay que tener tiempo

Hace dos días, tuve que llevar a un cliente a la Posta.

Estaba yo atendiéndolo, cuando me dice que se siente mal, que hace cuatro noches que no dormía, que le dolía el oído y la cabeza. Yo sabía que había sido operado de un tumor cerebral. No lo pensé dos veces.

Tomamos un taxi rumbo a la Posta Central. El ingreso fue rápido. Le tomaron la presión y algunos datos, y nos sentamos a esperar que lo atendiera un médico.

Y ahí empezó lo kafkiano.

Una mujer sentada en una silla de ruedas, estertores en todo su cuerpo. Casi en la mitad del pasillo. Nadie parecía mirarla. Ella, de espaldas hacia mí, se retorcía, curvaba su espalda, movía los pies desordenadamente. Nunca pude ver su cara. Sólo veía su pelo ir y venir con cada estertor.

Un hombre joven, sentado cerca de mí, escribía en unas hojas blancas. Miraba en forma desconfiada. Se tomaba la cabeza, se levantaba, se volvía a sentar. Y pude leer, de reojo, lo que escribió:

"Debo estar donde están los pobres (humildad).
Yo no quiero que se me considere pobre.
Los ricos están solos, nadie quiere estar con ellos (soberbia)"

Se levantó abruptamente, caminando con pasos inseguros.

Un hombre entrado en años gritaba fuertemente que por qué no lo atendían. Habían pasado cuatro personas antes que él, reclamaba, y él había llegado primero.

Llegaban policías encubiertos esperando a detenidos que eran vistos por los médicos. Nerviosos, mostrando su placa, esperaban fuera del box de atención. Carabineros pululaba por todo el lugar. Una tras otra, llegaban personas en camillas, conectadas, con cortes. Hombres de amarillo, de azul, los transportaban.

Dos horas y media pasaron antes de que el médico viera a mi cliente. Él no tenía más que Fonasa. No había otra posibilidad. Y mientras nos levantábamos para que fuera auscultado, un hombre dijo: "en este país, para enfermarse, hay que tener tiempo". Yo le agregaría que no sólo tiempo, sino también aguante, para soportar la imagen poderosa de la escena.

Nada más coherente con el paisaje.

13 octubre 2008

Y bien...


Ya estamos en los descuentos.
Descuentos del año,
descuentos en el sueldo,
en la economía,
de una hora para primavera - verano,
en la edad,
de cambio de oficina,
en horas de clase,
en los divorcios,
en los balances.

Para comenzar todo de nuevo:
recuento del año, del sueldo que se va,
de la economía que apenas crece,
de aumentarle una hora al reloj,
de esperar cumplir un año más,
de esperar con ansias un no nuevo cambio de oficina
(ya van tres...),
de que no hay recuento de horas de clases,
de que ya está, ya hay divorcio,
y recuento de un nuevo año que comienza.

Un ciclo, otro ciclo.
Un nuevo ciclo, más renovado y,
en fin, con más recuentos que descuentos.

08 octubre 2008

Láminas de piel clara


Tuve un sueño.
Salía de una gran casa,
colonial, tremenda,
esas casas patronales que poseen aleros
y enormes patios sin fin.
Me dirigí hacia los árboles,
capeando el sol.
Sin aviso, me encuentro en un mercado,
lleno de gente,
conversan,
se saludan,
y yo, busco entre las sombras,
intentando dar con un rostro conocido.
Y veo una cara,
sin rasgos,
como láminas de piel clara,
tan alba, tan blanca
que costaba mirarla de frente.
Sentada en un banco,
esta persona me llama.
Me acerco.
No puedo distinguir sus facciones.
Y sólo con sentarme a su lado,
refresco en la memoria
que alguna vez la conocí.
Cuando intento hablarle,
se aleja,
desaparece.
Me quedo sentada en el banco,
con el reflejo de la luz
de su cara tan pálida.
Siento que algo no alcanzó a decirme.
Me quedo en la oscuridad.

Y despierto,
a medianoche,
con las láminas de su piel clara
clavadas en mi retina.

05 octubre 2008

Mire usted...


Son las ocho de la noche y aún está trabajando.
En día domingo.
¿Cómo cree usted que podrá disfrutar de la vida así?
Cree que podrá lograrlo todo,
terminar el año triunfante
y qué, ¿qué será lo que obtendrá como recompensa?

Mire usted: hay tantas cosas en que dedicar el tiempo.
Ve usted crecer a sus hijos
y ¿se da cuenta de que ya no son tan niños?

¿Intuye usted que le duele la espalda de tanto escribir?
¿Que los ojos se le nublan en el teclado?
¿Que se pierde de hacer una infinidad de cosas diferentes?

Haga usted su propio análisis:

* Va a cumplir casi la mitad de su vida.
* Tiene aún ideas -varias- sobre lo que le hacen feliz.
* Nada es tan importante como vivir...
* La creatividad siempre ha sido su estandarte... ¿dónde está?

Mire usted: salga de este computador y váyase a la vida real.

02 octubre 2008

Blue

Los caminos que separan a las personas parecen laberintos,
intrincados mecanismos de defensa que inoportunamente
encienden las pasiones y desatan furiosas emociones,
inexpertas, adoloridas a ratos...
Y sigo pensando que más vale tener que carecer.
Y sigo alentándome a atesorar los agradables momentos,
los lugares,las personas...
I will miss you, Blue.