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19 enero 2009

Cuarto de sombras

Escena 1

Detenida y Aprendiz se encuentran sentadas cada una en una silla, frente a frente. Se miran con desconfianza. Se escucha música de jazz en el fondo. Hay una vela que ilumina el cuarto.

Detendida: Déjame ser como yo quiero! (golpeando los mangos de la silla)

Aprendiz: (con voz pausada) No sabes lo que haces.

Detendida: Es que no comprendes.. Son tantos años de esperar.

Aprendiz: Te he dado tiempo, todo el tiempo que necesitas y sólo has podido llegar hasta aquí.

Detendida: ...sabes que necesito, lo sabes. ¿Qué es lo que no comprendes?

Aprendiz: Hay miles de razones por las que deberías desaparecer. Quisiera que entendieras que esto es por tu bien.

Detenida: (tomando su cabeza entre sus manos) sería tan fácil si pudieras ver lo que yo veo... desde aquí.

Aprendiz: sería más fácil si te enteraras de que hay cosas que no pueden ser. No debes continuar. No me dejas seguir. Debo eliminarte.

Detenida: (levantándose de la silla) No puedes.

Aprendiz: (alzando la voz, sorprendida) Claro que sí!

Detenida: (mirando fija y dulcemente) Nunca podrás.

Detenida toma su sombrero, apaga la vela suavemente con sus dedos y vuelve a ser una con Aprendiz.


A Jorge Díaz, a mil obras de distancia

04 enero 2009

La falsedad


Si confiamos en el ser humano, tenemos la abierta libertad de creer, en nosotros mismos primero, en los demás después. Pero cuando transgreden la sutil barrera de la confianza, se destroza algo en el alma. Parece que el tiempo se detiene y se llena el universo de un aire denso.

No todo es como lo vemos. Ni como lo sentimos. Ni como lo pensamos.

Los sentidos, engañosos sentidos, nos presentan una realidad que llegamos a interpretar como segura, cuando así los signos nos lo plantean. Si pudiésemos sacar todas las posibles inequidades que las palabras presentan cuando tratamos de confiar en otro, esto sería posible. En su totalidad.

Y aquí aparece la señorita falsedad.

Vestida de fiesta, se infla como pecho de paloma al ver su plan cumplido. LLega satisfecha, ganadora, un peso menos en el cuerpo. Lo hecho, hecho está. Y bien. Logró su objetivo.

María no era tan virgen.