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09 abril 2010

Crash!

Sugirió que lo alimentaran.
Que lo abrigaran.
Una manta estaría bien.
Quizás bajar un poco la luz y algunos cariñitos en la espalda.

Recipe: one cup of f***ing loyalty

(Cuando el corazón sufre, mejor apapacharlo)

09 marzo 2010

Expreso

Tren en la nieve, Monet

Griselda no se enteró hasta entrada la noche que Alberto había tomado el tren. Aún guardaba la nota que él le había dejado descuidadamente sobre la mesa, manchada con el café de la mañana. Le había dicho antes de irse que no se iría sin despedirse y eso la mantuvo serena. Logró reunir con algún esfuerzo los dos chelines que necesitaba para llegar a la estación de trenes en las afueras de la ciudad y salió con paso decidido.

La copiosa nieve que caía no le dejaba ver claramente los rostros de los pasajeros. Corrió entre los vagones tratando de reconocer esa silueta que tantas noches había admirado. Su corazón latía por el esfuerzo y por las ansias de poder ver el rostro de Alberto, infinitamente conocido. Una y otra vez se empinaba por los ventanales, sin suerte. Frotó su frente y recordó que tenía la nota firmemente apretada en su mano izquierda.

Reflexionó un momento y pensó que quizás no había entendido bien el mensaje que, con cuidada letra y una caligrafía envidiable, Alberto había dejado esa noche para ella. Retrocedió unos pasos y se sentó pesadamente en un banco de la estación. Desdobló el papel, finamente elaborado, y recorrió una vez más esas curiosas palabras...

"Querida Griselda:

La virtuosidad es el alma de los hombres nobles. La nobleza es un bien escaso y tu seguridad me hace temblar. Hoy dejo tu lecho y dejo también tu aire. La estación de trenes me espera, ya estoy en camino. Verás que el fuego se escapará de mis pulmones y podré elevarme al fin.

Tuyo para siempre, te libero de mi infinitud

Alberto"


Cerró la nota. Recorrió una vez más con la mirada la estación de trenes.

Sintió que el tiempo se detenía al entender las palabras de Alberto.

La nieve no dejaba de caer y enfriaba sus oscuras mejillas.

Guardó la nota en su bosillo.

Lentamente volvió a su hogar.

08 marzo 2010

Viva Chile, mierda!


17 febrero 2010

La propuesta

Tomó el teléfono y no pudo creer lo que escuchaba.
Ahí estaba la propuesta que siempre quiso escuchar.
Y a la vez no.
¿Qué hacía con ella?
Lo mejor, abrir el water y tirar la cadena.

Cuidado con lo que pides al universo.

22 enero 2010

Enmienda


Sacó su billetera y revisó los papeles que guardaba desde hace años. Una foto vieja de su padre, tarjetas de presentación, teléfonos antiguos escritos en servilletas. Tuvo la tentación de botar todo y hacer limpieza como quien borra su pasado. Revisó nuevamente los papeles. Encontró esa foto. La miró. Dudó. Sabía que estaba entre lo desechable.

La volvió a mirar. Ira. Tristeza. Locura.

Nadie sabe qué depara el mañana.

La guardó. Por si se le ocurría hacer vudú.

08 enero 2010

Supuestos

Figúrate que estamos, tú y yo, en un bar cualquiera. El amor ronda, sediento de ser concretado. Y escucho embobada lo que me dices. Y tú me escuchas, con cara de satisfacción. Sí, satisfacción: sabes qué decir en el momento justo. Todo va según tus planes.

Y figúrate que nos vemos un fin de semana. Y que todo es perfecto. Las danzas funcionan como si hubiésemos bailado toda la vida juntos. Lo idílico lo hace más irreal aún, pero supón que tú me amas y que yo finjo que lo creo.

Y figúrate que mi corazón se va ligando a ti, como enredadera al muro, esperando por tus palabras -vagas- y tus -pocas- señales de interés. Y callo, como quien espera que un milagro se produzca.

Y figúrate que decido no creer más -o no fingir hacerlo-. Y se me revuelcan las emociones y todo parece tan oscuro. No hay nada tan triste como las penas de amor.

Y figúrate, ¡sí!, que ya no me importas. Que tengo lástima de la pobreza de tu ser. Que la locura que traes se volverá contra ti. Y te miro con tristeza: tu corazón está solo.

Figúrate que te abandono.

Figúrate que soy feliz.