
Diez minutos la separaban de su cita.
Tomó sus llaves y miró hacia la puerta.
Temió cruzarla y volver no siendo la misma.
Hizo como si olvidara algo.
Revolvió algunas cosas, papeles, cuentas, el diario de hace tres días.
Fue al espejo y volvió a mirarse.
Ya no tenía la lozanía de hace cinco años.
Ni siquiera la de hace diez minutos.
Arregló su cabello.
Miró las cuencas de sus ojos
y los vio más hundidos.
Tomó con más fuerza las llaves,
decidida a cruzar por esa puerta.
Hizo una mueca y caminó hacia la entrada.
Se detuvo.
Le restaban cuatro minutos.
Muchas veces se hizo la misma pregunta:
"¿y si no lo hiciera?,
¿qué pasaría si no lo hiciera?..."
Sacudió su cabeza,
tomó la manija de la puerta
y salió.