
Tímidamente se asomó al balcón.
Sabía que en unos minutos llegaría.
Ya había tenido la sensación de ausencia antes.
El abandono, la tortura,
la necesidad en la punta de los labios.
Y recordó su infancia,
plagada de buenas intenciones,
pero con pocos aciertos.
Tímidamente abrió la puerta.
Sabía que era una noche más.
Ya había tenido la sensación de vacío antes.
El arrojo, la pena,
la pasión aunque supiera que era pasajera.
Y recordó su presente,
plagado de buenas intenciones,
pero con pocos aciertos.